Alejandro Arrizabalaga, Alberto Agromonte, auténticos amigos, ambos atractivos.
Asombrados ante artes audiovisuales americanas, animaban alegremente a Alexander-Arnold, apreciando al artista, agradable, alegre, atento. Ansiaban aprender a actuar así, analizando a Alexander-Arnold. Actuación acabada, aplausos apasionados, aprendizaje adquirido.
Después de haberse convertido en cisne, su personalidad cambio. Ese patito humilde, sin rencor, sin venganza y inofensivo, cambió su personalidad. Cuando paso de ser un pato pequeño, a un cisne bonito y grande, esos dotes de educación que había recibido de pequeño por sus padres desaparecieron. Se volvió rencoroso y vengativo. A todos eso que se burlaron de pequeño sobre él, se las devolvió a todos. Se empezó a meter con ellos por redes sociales, en persona, con su familia y con todo lo que les rodeaba. Un día uno de ellos, al no poder más con el sufrimiento que recibía, se quito la vida. En ese momento, el cisne se dio cuenta de lo que había hecho. A partir de se momento dejo de ser como era y volvió a ser el patito sin rencor y educado que era de pequeño. Nunca se supo lo que le había pasado a ese para que se quitase la vida, aunque el único que sabía el porque fue el cisne.
El cuento acaba con una frase dicha por el Cisne "por mucho daño que te hayan hecho, nunca hay desear el mal ajeno". Esta es la moraleja del cuento.
Fin
Rapunzel fue rescatada por el príncipe encantador, pero no vivieron felices para siempre. Después de un tiempo, el reino fue atacado y el príncipe fue forzado a unirse al ejército. Mientras tanto, Rapunzel se enteró de que estaba embarazada. A la vez, ella trataba de mantener el reino a flote y con la ayuda de sus sirvientes y consejeros, fue capaz de derrotar al enemigo y salvar el reino.
Después de su victoria, el príncipe regresó a casa y se casaron. La boda fue un día más hermoso que los sueños más locos de Rapunzel. Juntos, gobernaron el reino con justicia, siendo recordados por siempre por la historia como los grandes reyes que salvaron al reino de la destrucción.
Finalmente, Rapunzel le cedió el trono a su hija Bella. Rapunzel y el príncipe construyeron, obviamente con ayuda, una casa preciosa en el bosque. Vivieron felices para siempre, rodeados de la naturaleza que tanto amaban.
Soy una una niña un poco solitaria y peculiar. No hago lo que los niños de mi edad hacen. No pienso igual que los niños de mi edad. Me paso la mayoría del tiempo sola. No me gusta la gente. Todos los días, dibujo lo que en algún momento me gustaría hacer.
Mi sueño siempre ha sido llegar a la luna; mi sueño siempre ha sido apreciar nuestro maravilloso mundo desde la luna y así, saludar a mi familia para que por una vez se sientan orgullosos de mí. Esa es mi bandera de meta y no estaré satisfecha hasta que lo logre. Cuando lo haga, me tendré que dar en el cachete a mi misma ya que no me lo creeré.
Pero al fin y al cabo, si hay alguien que pueda cumplir esto soy yo. ¡Yo puedo!
